La música no solo amansa a las fieras, como dice el refrán, sino que también posee innumerables beneficios para la salud.
La música mejora nuestro ánimo, nos pone más contentos, activa nuestra creatividad y contribuye a que seamos más felices.
Por eso es un eficaz remedio contra la tristeza y la depresión y hasta se ha constituido en terapia de la mano de la musicoterapia para ayudar a que nos sintamos mejor.
La depresión es un trastorno que afecta al cerebro.
Los neurotransmisores, responsables en última instancia de los cambios en el estado de ánimo, pueden experimentar deficiencias y variaciones que desemboquen en un estado de tristeza que parece no tener fin.
Este desequilibrio químico puede derivar en una depresión que necesite de medicación para poder mejorar.
La musicoterapia se ha utilizado con éxito para ayudar a personas con este problema y con todo tipo enfermedades, tanto físicas como psicológicas, para aliviar el malestar físico y mental.
Se trata de un nuevo (o no tan nuevo) campo de acción y de investigación en el ámbito de la salud que tiene efectos muy beneficiosos sobre todo el organismo y que puede combatir la depresión.
Esto sucede porque la música es capaz de despertar en nosotros todo tipo de emociones y sensaciones.
Si no lo has pensado nunca, imagina por un momento una película de terror, o una película de amor.
Cada una tiene su banda sonora particular que es capaz de despertar en nosotros emociones y sentimientos distintos.
En las películas de terror, la música aumenta nuestra presión arterial y pone todo nuestro cuerpo en alerta. En el caso de las películas de amor, en cambio, los ritmos suaves y el compás de la música relajan nuestros sentidos y afloran en nosotros sensaciones de sosiego y quietud.
La música se compone de notas que producen cambios en las ondas cerebrales. La forma en la que se producen las notas influye mucho en cómo se comportan nuestras ondas cerebrales. A menudo, adoptan la misma frecuencia, igual que los latidos del corazón influyen en el ritmo al que respiramos.
Cuando nuestro corazón se acelera, nuestra respiración también lo hace, y así la música produce que las ondas cerebrales tengan su mismo compás.
Una música relajada y apacible puede calmar nuestra ansiedad, disminuyendo el ritmo cardiaco y propiciando pensamientos y sentimientos positivos.
Cuando te sientas triste, prueba a cambiar de tercio escuchando y tarareando tu canción favorita. Tus ondas cerebrales se ajustarán a esa cadencia y te transportarán a nuevas sensaciones de bienestar y buen humor.
Si lo deseas, puedes consultar a un terapeuta musical o probar por ti mismo qué sentimientos y sensaciones te despiertan diferentes ritmos y canciones para saber cuál te conviene escuchar en cada momento.
Muchos estudios muestran que la musicoterapia puede ayudar a controlar la presión arterial, potenciar nuestro sistema inmunológico, evitar la tensión muscular, reducir los niveles de estrés y mantener a raya la depresión.
Haz la prueba. Seguro que te sientes mucho mejor.
FUENTE: http://tusbuenosmomentos.com/2013/12/musicoterapia-mente-sana/
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